La decisión de Dezsö

“El camino que conduce desde el mundo exterior hasta nosotros mismos es largo y sinuoso y está lleno de pasos dados en direcciones contrapuestas cuyo significado e importancia sólo reconocemos con el tiempo»

Dezsö, el tío que decide dejar el estudio de las humanidades para convertirse en carnicero, fue el personaje que animó la sesión del seminario y alrededor del cual se tejió la discusión y la mirada sobre el resto de la familia materna.

La primera pregunta que emerge es si el ser carnicero (tarea insulsa y devaluada socialmente) puede corresponder verdaderamente a un llamado imperativo, a lo que el narrador pone en palabras del personaje, una “irresistible vocación”? es como si de repente Dezsö se viera abocado a una especie de rapto extático, una “inspiración” en el que el ser ya no es dueño de sí y no puede sino seguir su destino, como una fatalidad. La conclusión es que si existe una tal vocación de carnicero, entonces Dezsö la tiene.

Sin embargo, no es tan simple como esto, posiblemente el contexto familiar y social juega un rol importante en esta decisión, es decir, el ser carnicero, puede llegar a ser una forma de resguardarse del intimidante gesto de aceptación o exclusión de una clase social excluyente en el que el reconocimiento y el estatus están determinados en gran medida por los oficios y no necesariamente por las posesiones materiales. Parece irremediable, “la lucha de clases aflora siempre en una familia”. No obstante, a los ojos del narrador, la manera sencilla y feliz como decide vivir su vida, parece justificar plenamente tal decisión. Dezsö es por tanto, “uno de esos hombres que sabía vivir su vida y se atrevía a hacerlo”.

Pero Dezsö no será el único tío materno que decide seguir su pasión por encima de las convenciones que le impone ese “deber ser” burgués. “La pasión vs la burguesía”, otro de los temas sugeridos para la discusión en el seminario.

Jenö, hermano mayor de su madre, quién por no poder ser músico, decide suicidarse “por pura desesperación”. Esta, que parece una decisión bastante radical, se explica por la vocación artística de la familia y en especial por la música, pues ésta constituye, en palabras del narrador “el elevado elemento vital en el que ellos se refugiaban”.

Ernö, era el menor de los hermanos, que tras dieciséis años de ausencia, sin mediar palabra, se presenta un día cualquiera ante la familia convertido en una leyenda, es otro personaje que causa gran asombro y admiración al narrador. Su amor por la libertad, lo llevó a abandonar una carrera militar que le garantizaría un lugar en la familia y en la sociedad. Tenía otros talentos, era bebedor, jugador, tocaba bien el piano, “era un alma revolucionaria” le apasionaban las matemáticas y la física; cuando le toco enlistarse en el ejército, se fue para la guerra como si se tratara de una “excursión”, llenó sus bolsillos de dulces y cigarrillos y sin ningún dramatismo, se fue sin volver la mirada para despedirse. Un día, habiendo terminado la guerra por su propia cuenta, al darse cuenta “de que su colaboración no servía para nada” y ante la mirada perpleja de todos vuelve a la casa, para irse a Suiza a fundar una orquesta. Pero no todo en su vida era un discurrir armónico, Ernö también se debatía con su propio destino; el narrador, sin ser explícito, deja entrever que este personaje mítico encarna también la contradicción. El narrador tendrá la oportunidad tener una de las experiencias más impactantes de su vida, cuando lo visita a su hotel en Suiza y se percata de que “existían dos mundos distintos: el de primera y el de segunda clase”; el narrador dice “pude ver la estructura de la vida”.

Este retrato familiar conduce la reflexión del seminario al primer apartado del capítulo donde de manera enfática e incuestionable el narrador señala el papel que juegan las diferencias de clase en cualquier vínculo afectivo y que con el tiempo determinan el fracaso y desajuste de toda relación. Es la “lucha de clases” el escenario que marca el devenir de la familia; tal vez de manera inconsciente, por lo que no se nombra, nunca es algo explícito. «La vida pasa en una especie de penumbra, entre palabras que quedan sin pronunciarse, gestos abortados a medias, silencios y temores: así es la vida en realidad».

Otros temas del seminario fueron:

1. La familia materna como el encuentro con el proletariado.

2. Burguesía vergonzante o las vergüenzas del burgués.

3. La pasión vs. la burguesía (la elección de los tíos maternos)

4. Los oficios familiares.

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